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¡La muerte de un caudillo!

Pancho Villa, es probablemente el personaje mexicano más conocido en todo el mundo. Su leyenda perdura y es símbolo de un México que aún pide justicia social.

El 26 de junio de 1920 Villa firmó los convenios de Sabinas, obligándose a deponer las armas y a retirarse a la Hacienda de Canutillo, Durango, que el gobierno le concedió en propiedad por servicios prestados a la revolución.
Álvaro Obregón llegó a la presidencia de México y ante el temor de que Pancho Villa nuevamente se levantara en armas, se decide matarlo.

 Mediante una emboscada, Villa fue asesinado la tarde del día 20 de julio de 1923 cuando se dirigía a una fiesta familiar en Parral.
 El odio acumulado por los actos del revolucionario ocasionó que  ni de muerto lo dejaron descansar en paz. Decapitaron su cadáver, en esta profanación y necrofilia intervinieron ayudantes locales y norteamericanos  pagados por el rey de la prensa norteamericana William Randolph Hearst quien desembolsó cinco mil dólares por la cabeza de Villa, trocado en dantesco trofeo.

Con esta acción,  el honor  de la unión norteamericana en parte se limpio de la afrenta que las fuerzas villistas propiciaron al invadir la población americana de Columbus, los periodistas de la época dirían:

"¡Es el más terrible de los asesinos! ¡Es la vergüenza de México, el azote del norte, el asco del mundo! ¡Roba, asesina, asalta, destruye, incendia, arrasa! ¡Reta al extranjero, pone al país al borde de la guerra internacional, arruina a la patria, y donde pisa, la huella de su pie se llena de sangre! ¡Francisco Villa debe morir como un perro! "
LA TUMBA DE VILLA EN PARRAL 

RESTOS DE VILLA MONUMENTO A LA REVOLUCIÓN
 ¡Escuchemos la Historia!


CRÉDITOS DEL AUDIO
LOCUCIÓN; Dunia Rodríguez, Maricela González y Juan Manuel Guzmán
GUION. Área Creativa del CECOM
PRODUCCIÓN: Radio UJAT 107. 3 F. M. de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
REALIZACIÓN; Juan Manuel Guzmán


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