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Emiliano Zapata. ¡El Ocaso de un Soñador!

El 10 de abril de 1919 el general Jesús Guajardo, al servicio del gobierno en el poder, invitó a Emiliano Zapata para comer juntos en la hacienda de Chinameca en el estado de Morelos. Zapata aceptó saliendo a caballo con 10 hombres, pero las órdenes que tenia Guajardo eran que cuando llegara a la hacienda, al primer llamado de honor se le hicieran honores de general y al segundo hicieran fuego contra él. Así, Emiliano Zapata fue emboscado y acribillado hasta morir.
Se presentan a continuación cómo se sucedieron los acontecimientos con la muerte de: "EL ATILA DEL SUR"  Emiliano Zapata.

A las 14:10 horas, Emiliano Zapata se presentó en la puerta de la hacienda, en una de cuyas piezas tenían a Feliciano Palacios. Al aproximarse Zapata a la hacienda, una banda de guerra formada tocó llamada de honor y, sin terminar ésta, una trompeta tocó a fuego. Como los soldados presentaban armas al pasar el Caudillo del Sur , el primero en disparar fue el centinela y a continuación siguieron las descargas que hacían en su contra.

Zapata quiso sacar la pistola en los últimos momentos que le quedaban de vida y, tratando de dar media vuelta, el caballo arrojó su cadáver al suelo. A su lado quedó su fiel asistente Agustín Cortés, y dentro de las habitaciones de la hacienda quedó el infortunado Feliciano Palacios que fue asesinado también en el momento en que caía el general.

Las descargas de fusilería se convirtieron en mortífero fuego general contra los zapatistas desde los puestos en que los federales se encontraban apostados. Bajo el cerrado fuego de fusilería, ametralladoras y bombas que simultáneamente estallaban, las despavoridas fuerzas zapatistas huían sin saber lo que había pasado y tratando de ponerse a salvo del furioso ataque de que fueron víctimas.
Una vez fuera del alcance de los proyectiles, comenzaron a reunirse para conocer las causas del ataque. Los mismos que iban atrás de Zapata informaron la funesta noticia de la muerte de su jefe.
El parte oficial de Jesús Guajardo dice que quedaron muertos Emiliano Zapata, Zeferino Ortega y otros generales habiendo causado bajas, entre muertos y heridos, como 30 hombres, que no fue posible identificar. Guajardo aseguró que él personalmente hizo fuego en contra de Palacios, Bastida y Castrejón, a los que mató en el acto. Posteriormente, se ha podido comprobar que ni Zeferino Ortega ni Gil Muñoz Zapata fueron sacrificados en aquella ocasión.
Después de este artero ataque se procedió a levantar los cadáveres y se dispuso que se persiguiera al enemigo por todos los rumbos hasta dispersarlo completamente, haciendo gran número de bajas entre muertos y heridos.
Con el objeto de conducir el cadáver de Emiliano Zapata, se tocó botasilla y, media hora más tarde, a las 16 horas del jueves 10 de abril de 1919, Guajardo salió de la hacienda de Chinameca con la fuerza a su mando, rumbo a Cuautla Morelos, a donde llegó a las 21:10 horas, haciendo entrega del cadáver al General Pablo González.
El cadáver de Zapata lo llevaban amarrado al lomo de una mula, y cuando llegaron a las puertas de Cuautla, adelantándose Guajardo adonde estaba Pablo González, le informó: -Mi general, sus órdenes han sido cumplidas.
Los despojos de Emiliano Zapata fueron llevados a los bajos de la presidencia municipal de Cuautla. Para identificar el cadáver, se hizo traer a Eusebio Jáuregui, que había sido jefe del Estado Mayor de Zapata, quien declaró ante el notario Ruiz Sandoval.
El cadáver de Emiliano Zapata fue expuesto al público, colocándosele sobre una caja en la inspección de policía: Allí empezaron a acudir centenares de curiosos y vecinos del lugar. Para evitar la descomposición del cadáver se ordenó que el Doctor Loera y varios practicantes lo inyectaran, realizado lo cual, se ordenó que fuera puesto en exhibición.
General Pablo González 
El General Pablo González envió a la ciudad de México al coronel y licenciado Miguel Cid Ricoy para que comunicara los hechos al presidente de la república mexicana Venustiano Carranza, que la historia ha señalado como el autor intelectual del artero asesinato del caudillo, quien inmediatamente dio el boletín a la prensa nacional. La noticia produjo verdaderas peregrinaciones rumbo a Cuautla con el objeto de ver el cadáver de Emiliano Zapata.
Se citó también en la prensa nacional, que Jesús Guajardo había empleado cuatro días en la realización del ardid que dio como resultado la muerte del cabecilla morelense. Se consignó como dato original el de que Zapata le había regalado un caballo al Coronel Guajardo cuando consideró a este militar como de su bando.
Siguió la expectación y se afirmó que sería sepultado el lunes siguiente en Tlaltizapán, en un mausoleo construido por el propio Zapata, para que guardara los restos de los firmantes del Plan de Ayala, bandera de los hombres del campo.
El mausoleo es una sencilla tumba que tiene numerosas gavetas, en cada una de las cuales podrá verse el nombre de cada uno de los firmantes; allí reposaban ya los restos de Otilio Montaño, Eufemio Zapata y algunos otros zapatistas. Se aseguró que en ese lugar debían quedar los restos de Emiliano Zapata.
Este día también se afirmaba que con la muerte de Emiliano Zapata quedaba desaparecido el zapatismo, y que muy pronto se restablecería la paz, pues ya quedaban muy pocas gavillas con las armas en la mano.

CONCLUSIÓN
Para algunos Emiliano Zapata fue simplemente un revolucionario sangriento. Pero para nosotros Zapata fue un personaje interesante, una figura histórica de proporciones míticas. Fue uno de esos líderes mesiánicos y soñadores  que se convirtió en encarnación de sentimientos colectivos y que por corto tiempo arrasó la faz de la tierra transformándola.
La guerra de Emiliano Zapata fue una guerra de reivindicación agraria cuyas raíces estaban en antiguos arquetipos de la "madre tierra". En unos pocos meses, luego de haber sido llamado por los líderes de su pueblo porque necesitaban a alguien "que se pusiera los pantalones" para luchar contra la inescrupulosa usurpación de las tierras de labranza de la comunidad (que necesitaban para sobrevivir) por parte de los grandes hacendados, el joven de 31 años se había convertido en el "General Zapata", en el símbolo de una utopía de orden religioso a quien todos seguían con fervor.
Sin duda Emiliano Zapata es el mejor personaje de los corridos de la Revolución. Generalmente de forma anónima, la voz del pueblo mexicano se caracteriza por recrear en tinta y música la vida y las hazañas de sus hijos predilectos. ''La bola revolucionaria", además de suprimir el viejo régimen porfirista, con el corrido inscribió en la posterioridad las figuras épicas y míticas de los caudillos que la comandaban.
 Al ser con Pancho Villa, el héroe más popular de aquella etapa de la historia nacional, la vida y la muerte del caudillo del sur alcanzaron gran dimensión entre ''los de abajo", quienes se dieron a la tarea de esparcirlas por todos los rincones del país en canciones, a veces interpretándolas con alegría, otras con llanto o rabia, pero siempre con veneración.


CRÉDITOS DEL AUDIO

VOCES: Geny Matías, Arnulfo López Ramos, Prisciliano Ortiz Vidal, Gabriel Osiris Vera, Cesar Avalos Guitar y Juan Manuel Guzmán

COLABORACIÓN: Lorenzo Cue

REALIZACIÓN: Juan Manuel Pérez Guzmán

PRODUCCIÓN : Radio UJAT, de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.

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